miércoles, abril 24, 2024
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Sustitución de importaciones

Rodrigo Suárez Gilly

Sports Marketer con más de 13 años de experiencia trabajando con personalidades como Giovani Dos Santos, Sven-Göran Eriksson y Lorena Ochoa.

Hace poco leí un artículo de periódico donde se comentaba el tema de la reducción de naturalizados y extranjeros en el futbol mexicano y me llevó a profundizar en el tema.

Desde hace ya muchos años, cuando leí el gran libro de Soccernomics (Simon Kuper y Stefan Szymanski), he creído que el tema de los no nacidos en México está definitivamente mal conceptualizado o abordado por los directivos del futbol mexicano.

Hace más de dos décadas (por lo menos hasta ahí me da la memoria) en el futbol mexicano se habla (a veces se grita) de que tenemos que cuidar el talento nacional, que tenemos que reducir la cantidad de extranjeros que llegan a nuestro futbol y, por lo tanto, dar más oportunidades a los jugadores de  divisiones menores pero que sean mexicanos.

Hace pocos años se ha empezado a utilizar esta misma lógica con los naturalizados. Desde que participan en nuestra liga y hasta en la selección nacional por alguna extraña razón les hemos agarrado “tirria” y decimos entonces que ellos no son 100% mexicanos, como si entonces su pasaporte no bastara para eso.

Lo que estamos tratando de hacer, envueltos en la falsa bandera del nacionalismo, es una versión retrógrada de la Sustitución de Importación que existía en nuestro país en los años 70’s y 80’s (desde los 50’s realmente, pero con menos fuerza) para tratar de proteger la industria nacional. Es exactamente lo mismo que creen que lograrán los directivos (pero sobre todo los periodistas) si deciden “cerrar” las fronteras a más talento extranjero. En resumen, de lo que trataba la política de Sustitución de Importaciones era de cuidar a las empresas mexicanas prohibiendo o dificultando la entrada de productos extranjeros que compitieran con las mismas. El resultado es por demás conocido y muy bien documentado. Lo único que hizo la falta de competencia  fue que la industria mexicana se estancara, se convirtiera en mediocre y que sufriera extraordinariamente cuando las fronteras se abrieron nuevamente a finales de los 80’s y 90’s.

Apelar a eliminar la competencia es lo peor que podemos hacer, no sólo en el ámbito económico, ya que en el aspecto deportivo esto puede ser mucho peor. De eso es precisamente de lo que se trata toda esa industria, de competir. Si vamos a hacer que futbolistas mexicanos debuten más jóvenes, o en mayor cantidad, cerrando la entrada a mucho mejor talento extranjero, lo que ocasionaremos es tener un futbol mexicano mediocre, que cuando compita a nivel internacional no se encuentre en condiciones de ganar.

Si un joven mexicano debuta, que sea por ser un gran jugador y por que está listo para competir al máximo nivel en nuestro país en la Primera División y no porque existan más cupos u “oportunidades” de trabajo al limitar el número de extranjeros o naturalizados.

Lo que sí debemos de hacer es, sin duda, encontrar los mecanismos para que los productos que lleguen del extranjero, en este caso los jugadores que vengan a México, sean sin duda alguna de calidad indiscutible (en ciertas ligas se les exige ser seleccionados nacionales). De esta manera, los jugadores mexicanos competirán contra mejores jugadores extranjeros, haciéndolos por lo mismo, mejores futbolistas.

Competir, de eso se trata el deporte. Fomentemos la competencia, no la coartemos escondidos en falsas políticas. Que jueguen y gane el mejor.

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